Familia /
Revista 21
CIBERACOSO: Cómo
detectar si los menores lo sufren
El ciberbullying, o acoso a través de Internet, es un
grave problema que se da entre niños y adolescentes usuarios de las nuevas
tecnologías. De hecho, alrededor de un 20 % de los adolescentes ha sufrido
alguna vez acoso cibernético, a través de las redes sociales o del teléfono
móvil.
Para evitar que un niño sufra ciberacoso hay que
prevenir ciertas conductas y conocer ante qué señales debemos estar alerta para
evitar que el menor se sienta gravemente intimidado o que aparezcan posibles
trastornos psicológicos importantes, incluyendo conductas autolesivas en los
casos más graves.
Para prevenir que estos casos se produzcan, la
educación es fundamental. Enseña a tu hijo a proteger su intimidad, y
transmítele el importante valor que tienen los datos personales. Ello incluye
datos, direcciones (tanto físicas como de correo electrónico), fotografías,
datos sobre la vida privada, etc. Dale a entender que no puede publicar todo
eso de forma indiscriminada, ya que siempre puede ser usado en su contra, y que
sólo debe darlo a personas de extrema confianza y por razones justificadas.
Además, recomiéndale que se mantenga alejado de chats
o foros donde se traten temas muy radicales (racismo, xenofobia, etc.).
Asimismo, es importante que le mantengas alejado de contactos anónimos dudosos,
y advertirle que jamás debe verse con personas desconocidas, aunque haya
contactado con ellas a través de las redes. Por último, ofrécele confianza. Es
la mejor forma de que te informe inmediatamente si comienza a ser objeto de
alguna práctica perjudicial o sospechosa.
Si tu hijo es
víctima de ciberbullying
Tu hijo podría estar siendo víctima de ciberacoso si
observas alguna de estas conductas:
Otros menores le amenazan, le humillan, le provocan o
publican fotografías suyas algo comprometidas.
Descubres que otros están difundiendo falsos rumores
sobre él, aunque al principio parezcan inocentes.
Encuentras perfiles o páginas anónimas dedicadas
únicamente a difamarle.
Detectas que alguien ha diseñado un perfil falso de él
en alguna red social.
Se queja de que alguien ha modificado o alterado su
propio perfil.
Recibe amenazas o insultos mediante foros, chats,
comentarios, mensajes de móvil o correos electrónicos.
Una vez hayas conseguido identificar el problema, se
aconseja a los padres actuar de forma rápida, antes de que el problema se haga
más grande. Sigue estos pasos:
Guarda todas las pruebas que tengas sobre el acoso contra
el menor.
Cierra la conexión de inmediato cuando empiecen a
molestarle, pero sin omitir el paso anterior.
Si identificas al agresor o a los agresores, dales a
entender formalmente que están cometiendo un delito.
Si el acoso se produce en un sitio con gestores o
administradores, adviértelos del problema.
Si las amenazas son graves, debes denunciar el caso,
primero, ante los responsables del centro educativo, y posteriormente a la
policía si lo primero no ha dado resultado.
Si tu hijo hace ciberbullying
De igual modo, también debes reaccionar a tiempo si
observas que tu hijo podría estar ejerciendo él mismo el ciberacoso. Para
evitarlo, sigue las siguientes orientaciones:
Ínstale a dirigirse siempre a los demás con corrección
y con respeto en los entornos virtuales (para hacerlo las recomendaciones de la
Netiqueta pueden ser una buena guía).
Recuérdale que no debe hacer en la red lo que no haría
en la vida real (amenazar, intimidar…).
Contrólalo si ves que pasa excesivo tiempo delante de
las pantallas.
Invítalo a la reflexión, en caso que descubras que ha
insultado o amenazado a alguien, y recomiéndale que retire la amenaza, ya que
es algo que podría traerle problemas.
Por último, es una sugerencia a tener en cuenta que el
ordenador esté situado en el comedor, o en general, en un espacio común del
hogar. Recomendamos la visita de las páginas web Pantallas Amigas y
Ciberfamilias para tener más información sobre el tema.
Referencia bibliográfica:
Guía práctica sobre ciberbullying. Ciberbullying:
Ciberacoso escolar entre menores, 2013. [acceso 7 de octubre 2013]
Faros: guía de salud para tus hijos